Barack Obama basó su campaña presidencial en la promesa del cambio, pero lo sucedido durante este fin de semana es una demostración de que en América, el presidente no tiene el control absoluto como en las sociedades totalitarias.
Al comienzo de esta semana, Obama inició su nueva campaña electoral con un video de gente hablando sobe sus esperanzas y necesidades; sin embargo, el viernes quedó atrapado en las negociaciones del presupuesto, la cancelación de viajes y la lucha para evitar un cierre del Gobierno que sólo socavaría la fe del pueblo en su liderazgo.
Obama pretende un segundo mandato al intentar que funcione un gobierno profundamente dividido, aunque trate de proyectar una imagen de competitividad económica. En el transcurso de sus primeros dos años, el actual presidente de la Casa Blanca se empantanó en tácticas legislativas, aunque ganó peleas en los programas de atención de salud y otros temas.El objetivo ahora es frenar todos esos cambios. Eso ya no es posible.
La Casa Blanca alega que Obama disputó el compromiso presupuestario que quería como una gran prueba de liderazgo, a expensas de cortes o aceptando cambios inaceptables.Su administración figuró como un buen ejemplo de cooperación bipartidista, cuando en realidad el Gobierno estaba al borde del cierre y muchos se preguntan cómo pudo ocurrir esto y por qué. ¿Es este el cambio de que hablaba Obama?
El enfrentamiento de este fin de semana en el Congreso, sirvió para recordar que por muchos poderes que tenga un presidente, hay muchas cosas que escapan a su control. Para esos imponderables, como los de Libia, Egipto o el terremoto de Japón, es para lo que existe un Congreso que limita el ¨todopoder¨ de un solo hombre; precisamente para que el concenso general arroje los mejores resultados y el país no caiga al abismo.
¨No debí supervisar un proceso en que el Congreso trata con el presupuesto del año pasado¨, dijo Obama, cuando de hecho, estaba metido hasta el cuello en eso.
La estrategia de Obama es mantenerse detrás de la escena. Utiliza una amenaza de veto para dejar claro que no aceptaría más extensiones temporales para impedir que el Gobierno funcione durante unas semanas, a menos que haya un acuerdo más amplio en un proyecto concreto futuro.¨Los líderes (del Congreso) deberían actuar como adultos¨,sentenció Obama.
Una posición muy cómoda de ¨yo no fui¨, para dejar que sus altos ayudantes hagan la negociación. Este comportamiento del presidente demócrata proporciona un gran argumento a sus opositores republicanos para cuestionar su liderazgo. Hubo rumores de frustrados legisladores de su partido que esperaban que Obama atacara abiertamente a los recortes exigidos por los republicanos.
Una encuesta de Gallup a finales de marzo refleja que la popularidad de Obama disminuyó en cuanto a aquellos que lo consideraron un líder fuerte y decisivo.
La verdad a todas luces es que Obama no es líder, como opinan sus oponentes en la Casa Blanca. No lideró el presupuesto del año pasado, y claramente no es líder en el presupuesto de este año. Y todavía se marchó a Filadelfia el miércoles a hablar de energía, cómoda y despreocupadamente; mientras se reía con trabajadores de una empresa de turbina eólica allá, hablaba acerca de su familia, sus coches y su comida.
Pero el viernes, Washington le mantuvo bien ocupado y tuvo que cancelar su escapada de fin de semana con la familia a Colonial Williamsburg, en Virginia.
El equipo de Obama pensó que éste había presentado un caso razonable en el acuerdo de los recortes sin ir demasiado lejos, y que la gente se enojaría con los republicanos por el cierre parcial del Gobierno y un desacuerdo de política en cuanto al aborto.
Lo cierto es que el desorden de presupuesto mostró cómo el Gobierno de Obama no sabe operar. No importa quién es el culpable, todos lo serán, incluyendo un Presidente que busca la elección para continuar el desastre, de la manera más despreocupada posible...
Esto escribía yo en abril del 2011. Lo he recordado porque uno de mis hijos hablaba conmigo ayer del llamado ¨cambio¨ propuesto por el actual presidente. América no neceskita cambios, mamá- me dijo- América lo que necesita es respeto por la Constitución y por la República que crearon los próceres y que está sosobrando gracias a los energúmenos que sin importarles más que sus bolsillos, olvidan la hidalguía con que este país fue erigido.
ResponderEliminar