La tormenta perfecta de las crisis económicas viene cuando se juntan una crisis mundial transitoria y la crisis crónica de una economía aherrojada de prejuicios ideológicos y cadenas burocráticas.
Rolando Cartaya, especial para martinoticias.com
Foto: REUTERS/Desmond Boylan
Que la crisis económica mundial no ha terminado es algo que se nos confirma a quienes vivimos en Estados Unidos cada vez que vamos a echar gasolina. Por prudencia, uno debe llenar el tanque, a sabiendas de que la próxima vez va a estar más cara. Y se ven choferes todavía más precavidos que llenan el tanque y todos los contenedores de gasolina que han podido embutir en el maletero.
Pero aquí nos queda la esperanza de que tenemos una economía de mercado libre, tradicionalmente eficiente y productiva, que tarde o temprano se debe recuperar. En cambio, la tormenta perfecta de las crisis económicas viene cuando se juntan una crisis mundial transitoria y la crisis crónica de una economía aherrojada de prejuicios ideológicos y cadenas burocráticas. Esa sí que es la madre de todas las crisis.
Me encontré en la cubanósfera, en el blog Cuban Colada de The Miami Herald, este título: Granma: State spends more to subsidize food, so local producers must do their part (Granma: Estado gasta más para subsidiar los alimentos, así que productores locales deberán hacer su parte).
La nota llama la atención respecto a que Granma, en un artículo titulado "El país tendrá que pagar más por importar lo mismo" ha advertido que la disponibilidad de bienes de consumo importados podría reducirse en el futuro para los cubanos.
Todavía más.
El artículo cita el aumento de los precios de algunos renglones alimentarios esenciales de 2010 a 2011. Por ejemplo, la tonelada de trigo subió 47 %, la de maíz, 62%, el aceite de soya, 45% y la leche en polvo 57,7%.
Según dijo a Granma Igor Montero Prieto, presidente de la empresa importadora de alimentos Alimport, "Ello implica que todo el crecimiento que se esperaba de los ingresos por exportación de níquel, servicios, azúcar, entre otros, ya no entren en calidad de adicionales, sino que deban dedicarse a cubrir el déficit de la factura alimentaria".
Montero explica que la importación de alimentos -recordemos que se importa más del 80 % de la canasta básica-le costará a a Cuba este año 25 por ciento más que en 2010, pero podría haber costado más si Alimport no hubiera contratado la mayor parte de sus compras a principios de año. Así, por ejemplo, el trigo no costará un 13 % más caro sino un 6 %.
Con esos truenos, el presidente de Alimport llama a acelerar la sustitución de importaciones de alimentos prevista en el plan quinquenal en cuanto a leche, frijol, arroz, soya y carne de cerdo.
El reportaje de Granma termina advirtiendo que las coberturas para ofertar
"milagros" se agotan en un mundo donde la matemática del comercio acrecienta su pragmatismo, por lo que hay que hallar fuerzas en los suelos (e industrias) del país.
Pero ¿cómo? Porque lo más importante que se ha hecho hasta ahora en la agricultura, la entrega en usufructo de tierras ociosas, tiene más lastres que Supermán cuando fue a levantar vuelo del muro del Malecón y no pudo, porque tenía un montón de cubanos prendidos a la capa diciéndole: "¡Dale, chico, que tu puedes!"
Hace unos días un economista cubano, retirado del Banco Interamericano de Desarrollo y estudioso de las transiciones en China y Vietnam, advertía en Cubaencuentro que el sexto congreso comunista en Cuba se realiza en el contexto de una posible recaída de la expansión de la producción global, debido al aumento de los precios del petróleo por los acontecimientos del Medio Oriente y, los desastres de Japón, entre otros factores.
En "El desafío del Partido Comunista de Cuba", Rolando H. Castañeda señala que aunque son laudables la distribución de las tierras baldías y la ampliación de espacios para el cuentapropismo y la pequeña empresa, aún predominan la inhibición y los obstáculos.
En el caso de la agricultura el economista recomienda "ampliar los cambios mediante la garantía a los campesinos de que dispondrán de la tierra otorgada en usufructo por plazos mayores, y de que se les reconocerán sus inversiones en caso que se termine la concesión; autorizarles la construcción de viviendas en las nuevas tierras; y eliminar la obligación de entregar las cosechas y producciones a los bajos precios fijados por el Estado".
Estos pasos, dice Castañeda, aumentarían considerablemente la producción agropecuaria, en contracción desde 2009, con la consiguiente disminución de la importación de alimentos y hasta un posible desarrollo de excedentes exportables, como sucedió en Vietnam poco tiempo después de adoptar medidas similares, las que serían especialmente provechosas --subraya el autor-- en el desfavorable contexto de los marcados aumentos de precios de alimentos en el mercado mundial.
De modo que el Congreso del Partido, como sugiere el economista, es quizás la última oportunidad de "discutir y adoptar las medidas requeridas para que el país resurja de la crisis socioeconómica". De lo contrario, agrega, habrá que atenerse "a las sombrías consecuencias y riesgos de vivir en ella, debido a lo que Carlos Solchaga describiera hace poco como "un caso perdido de incapacidad interna de transformación".
EL DÍA IDEAL, EL DEL FLACO
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tienen poco que ver, que lo que de verdad cuenta -y pesa y besa- es tener
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Hace 35 minutos
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