El hombre que pierde su vida bajo la manipulación de cualquier dictadura, acepta voluntariamente mantener su mente enjaulada. Es en esencia, el mismo principio que usa el dueño para entrenar su perro al collar.
El hombre que se adapta, por miedo, a seguir las pautas del totalitarismo, cualquiera que este sea, es entrenado para decir lo que se le ordena decir; actuar como se le permite actuar; comer como se le permite comer; vivir como se le permita vivir.
Es afortunado aquel que escapa a este terrible destino. Pero quien permanece y elige cobardemente seguir a los tiranos, es semejante a un cuerpo sin huesos, a una bola de masa deforme, fácilmente moldeable a capricho del que ostenta el mando.
Todo aquel que promueve caminos que conducen a las dictaduras, deniega la libertad propia como humano. Junto a la suya, conduce a la humanidad a la pérdida de los mas elementales derechos que otorga el creador. Y resulta abominable privar al hombre de la diversidad, la belleza del universo y la libertad para encontrarla.
Es un derecho del inviduo elegir si vivirá como humano o como animal doméstico.
No sólo la mente es cautiva, sino que el cuerpo es también encadenado a la voluntad de otro inviduo, que por vericuetos malvados adquirió supremacía y poder para subyugarle.
Todos somos individuos con mente individual y cuerpos individuales. Si alguno elige ser enjaulado, asi lo estará con las cicatrices y heridas cerebrales que su selección le cause. Asimismo, aquel que decide ser libre, aunque venga de una sociedad esclavizada, sus cicatrices sanarán y de forma paulatina, la mente recuperará su habilidad de vivir la propia vida, de acuerdo a sus deseos.
Los tiranos otorgan la membresía al Partido en el poder, pero refutan otorgar la libertad individual.
De nuevo, es decisión personal poseer fuerza y estructura personal y pararse sobre sus propias piernas, o gatear como perro a las piernas del amo.
Desafortunadamente, como reses al matadero, algunos pierden sus vidas caminando en filas por la estrecha vereda que traza el verdugo, sin el menor intento de cambio durante toda su existencia...
BUENO PUES AHORA la mente quien la perdió fue el dinosaurio. Ya le tocó la hora
ResponderEliminar