Paraíso Era un pueblo al sur de mi planeta en la trayectoria del Caribe...

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Roxana Valdivia, licenciada en Periodismo, fundadora y presidenta histórica de Patria, órgano de prensa libre en una Cuba esclava.

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domingo, 28 de octubre de 2012

La fecunda muerte de Eloy Gutiérrez Menoyo.


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Debo comenzar diciendo que si alguna vez moví un teclado para referirme a Menoyo, lo hice para criticar esa posición suya dirigida al diálogo con sus verdugos. Extraña es la naturaleza del ser humano, impredecible, diría yo, cuando se trata de un tema tan complejo como lo es el caso “cubano”. Inconcebible que un hombre condenado por sus ideas y cumpliera 22 años de su vida en prisión, luego inclinara otra parte de su existencia en tratar de dialogar y quizás convencer al autor de sus desgracias y destructor de un sueño muy particular.
Menoyo muere, pero antes de hacerlo y gozando aún de lucidez, nos deja un legado muy útil. Su testamento debe ser considerado un tema de enseñanza para todos aquellos que promueven ideas de un pacifismo a lo Gandhi en una geografía equivocada y con una población que no respeta la sagrada existencia de las vacas.
Veintidós años de prisión y otros cuantos de exilio, lo alejaron totalmente de la verdadera identidad de un pueblo con el que imaginó o soñó contar. Pensó y consideró un verdadero acto de heroísmo encontrarse allí, dentro del vórtice del huracán y disfrutar de esa calma que ofrece el monstruo, ignorando que muy poco tiempo después sería atacado por sus vientos desde una dirección contraria a la que vino. Soñó llegar y agrupar a cientos, quizás miles o tal vez millones, quién pudiera encontrarse dentro de sus pensamientos, los agruparía en una nueva corriente independentista. No supo acaso que durante el tiempo transcurrido entre prisión y exilio, el monstruo parido en nuestra tierra había dejado de ser un niño. Solo allí, dentro de la oscuridad de su cueva, comprobó y manifiesta en su testamento, la criatura tiene dos rostros y habla un lenguaje incomprensible. ¿No había sido advertido de esto? Indudablemente que sí, solo que Menoyo, embriagado en su delirio o, infestado por ese virus maligno del “protagonismo”, no solo dejó de escuchar a sus vecinos, también los atacó por sus posiciones verticales.
Quiéralo o no, su testamento deja un sabor amargo de derrota y una lección obligada para todos aquellos “disidentes y opositores” fabricados en Hollywood u otros medios de prensa en el extranjero. Las tiranías no se derrotan con palabritas escritas en Internet, ni con diálogos, ni con huelgas de hambre. Nada de lo escrito en su legado antes de morir es novedad, Cuba estaba allí, siempre lo ha estado, con sus vicios, corrupción, fracasos, destrucción y falsedades. Solo él y otro grupo de “ingenuos” no acaban de comprenderlo. Solo él y otro grupo de inescrupulosos oportunistas no lo entienden. Solo él es capaz de aceptarlo en el alba de su muerte y nos hace un gran favor que debemos aceptar. “La revolución no está agotada” como reza en el título de ese testamento, la revolución no existe desde sus inicios, pero gracias a seres como él, soñador tal vez, esa “revolución” destructora se encuentra aún en el poder.
Cometen un terrible error cuando lo califican del “tercer comandante” de esa revolución. Tres eran los principales a saber, Fidel, Camilo y el Ché. ¿Podrá ser considerado por encima de la figura de Hubert Matos? Lo dudo, al menos este último tiene en su historia haber tomado la ciudad de Santiago de Cuba. ¿No eran los “comevacas” aquellos que estuvieron en el Escambray? Quizás esté equivocado, eso fue lo que escuché desde niño y desconocen las nuevas generaciones. En fin, son manipulaciones de los medios de prensa a los que no debemos esclavizarnos, pero urge señalar este dato por desconocimiento de las nuevas generaciones.
…Alguien podría interpretar este documento como un lamento pesimista…Manifestó en su legado. Por supuesto que sí, no cabe dudas para aquel que sepa leer e interpretar a fondo cada una de sus palabras. Para muchos, su vida estuvo marcada por esos peligrosos zigzags que interrumpen definir claramente su verdadera personalidad. Para otros, ella se encontraba muy bien definida y la colocaban en ese equipo cómplice con la tiranía. Para muchos, Menoyo no dejaba de ser un aventurero y soñador sin destino definido. Para otros, un politiquero más.
Como quiera que sea, creo yo, hayan sido éstas últimas páginas escritas antes de morir, las más fructíferas y fecundas de su existencia. Un modo elegante de reconocer todo su error y una magnífica oportunidad de pedir clemencia a sus detractores. Sin embargo, yo le encuentro algo muy positivo y es la lección abierta que deja a todos aquellos que insisten en un diálogo imposible cuando la otra parte es sorda. Muchas gracias Menoyo.


Esteban Casañas Lostal.
Montreal..Canadá.
2012-10-26




Su testamento

Eloy Gutiérrez Menoyo, cubano nacido en Madrid en 1934, comandante de la revolución que depuso al dictador Fulgencio Batista, dictó este texto a su hija durante su enfermedad para que fuese publicado a su muerte:

El año 1959 registró un acontecimiento que parecía marcado por la poesía: la Revolución Cubana. De aquella Revolución, esparcidos por la isla y por el mundo, quedan hoy restos dolorosos de un naufragio. En el 2003 regresé a Cuba. Enemigo en un tiempo del Estado cubano y percibido así oficialmente, intentaba una actividad pacífica que fecundara a favor de un espacio político. Durante años, desde el exilio en visitas puntuales a Cuba, habíamos dialogado con este gobierno con vista a una apertura política. Con el país hecho añicos, sin el socorro de la desaparecida esfera comunista, no le quedaba a Cuba otra salida que no fuera el cambio.

Así se lo manifesté a Fidel Castro en nuestros encuentros que consideré breves pero sustantivos. Sin embargo, desde mi llegada sorpresiva, no se me ha extendido el carnet de identidad ni se me ha otorgado el espacio político que se discutió en un tiempo. Es cierto que se ha tolerado mi presencia pero ello ha ocurrido bajo el ojo orwelliano del Estado que se ha preocupado por observar de cerca a nuestra militancia.

En el tiempo que he pasado aquí, he visto también la destitución de sus cargos de algunos de los funcionarios oficiales que compartieron conmigo y otros activistas de Cambio Cubano, no sólo la preocupación por los problemas que asolan a nuestro pueblo, sino también la urgencia de producir la necesaria apertura política. Esa apertura política traería consigo grandes transformaciones que se hacen impostergables y para las cuales no faltó en los momentos de nuestras conversaciones cierto estímulo alentador por parte del más alto liderazgo de este país.

Hoy día, sin perder mi fe en el pueblo cubano, denuncio que aquella empresa, llena de generosidad y lirismo, que situaría de nuevo a Cuba a la vanguardia del pensamiento progresista, ha agotado su capacidad de concretarse en un proyecto viable.

Comparto esta realidad con los mejores factores del pueblo cubano, estén en el gobierno, en sus depauperadas casas o en el exilio, y asumo la responsabilidad de este tropiezo a la vez que me reafirmo en las ideas que en su inicio suscitaron la admiración de amplios sectores cubanos e internacionales. Hago esta declaración en medio también de un diagnóstico médico en lo que va menguando mi salud personal. Asumo la responsabilidad de esta batalla y no me amedrenta el hecho de que algunos puedan calificarla de fracaso. La voluntad de perpetuarse en el poder de Fidel Castro ha podido en este caso más que la fe en la posible renovación de los mejores proyectos cubanos desde fecha inmemorial. ¿Cuál es la Cuba a la que me enfrento hoy en medio de mi enfermedad? Es una Cuba desolada en la que el carácter ético del proceso de 1959 se ha hecho inexistente. El ciudadano ha ido perdiendo consciencia de sí mismo: se resiste aunque a veces no lo exprese y la juventud se sustrae y convierte el deseo de escapar en una obsesión desmesurada. Grandes sectores de la gente de a pie ya sabe de memoria que esta revolución ya no tiene sentido moral. El cubano ha ido perdiendo su esencia. Sobrevive en la simulación y en ese extraño fenómeno del doble lenguaje. Las estructuras son irracionales. La extranjerización de la economía se monta precariamente sobre una fórmula absurda y desbalanceada que excluye el protagonismo y la iniciativa nacional.

El gobierno que pregonó ser del pueblo y para el pueblo no apuesta por la creatividad y la espontaneidad nacional y el sindicalismo brilla por su ausencia.

Me ha tocado vivir de cerca la ardua faena de intentar hacer oposición en este país. He sido firme en mi posición independentista y en mi llamado a marcar distancia de cualquier proyecto vinculado a otros gobiernos. Pero el gobierno cubano ha sido tenaz en su minuciosa labor de hacer invisible a la oposición, a la que se coacciona y cohíbe de movilizarse y no se le permite insertarse en las áreas importantes de las comunicaciones o la legislación.

¿Cómo indemnizar a un país a 50 años de disparates contra su ciudadanía? ¿Cómo se indemniza a un pueblo de tantos daños directos contra la colectividad y el ciudadano? ¿Cómo se le indemniza de los errores por consecuencia?

El gobierno cubano no deja duda de su incapacidad de crear progreso. Como resultado de esta realidad el cubano deambula sus calles como un ciudadano disminuido, inquieto, triste e insolvente. En la mentalidad de los que se aferran del poder a toda costa ese ciudadano es el modelo y candidato perfecto a la esclavitud. La constitución no funciona. El sistema jurídico es una broma. La división de poderes no es siquiera una quimera. La sociedad civil es, como el progreso, un sueño pospuesto por medio siglo.

¿Burla la justicia la madre desesperada que busca leche para su hijo en la bolsa negra? Hace unos 60 años, Fidel Castro se dirigió a un magistrado, en medio de una dictadura pero con prensa libre como testigo, y explicó que si se le acusaba por uso de fuerza militar revolucionaria, ese agravio, ese desacato a la ley, y aquella querella oficial contra él, debían ser desestimados ya que el gobierno existente era producto ilícito de un golpe de estado. Aquella lógica, inexpugnable y cierta, podría aplicarse hoy día, en nombre de la oposición para decir que el gobierno cubano hace un grosero uso del poder absoluto y que su consolidación a perpetuidad es una intolerable disposición testamentaria. Se usaría bien aquel planteamiento de Fidel ante un magistrado para decir que nadie puede hacerse custodio eterno de un país ni llevar adelante una meticulosa empresa de abolir la realidad y de paralizar el avance. También se me ocurriría preguntar dónde está la dirección originaria del proceso por el que murió mi hermano Carlos o cuándo terminará la desazón de sentir que el futuro está hipotecado. Durante 50 años de destreza política y control policiaco el cubano ha sido un verdadero héroe de la subsistencia dentro de un laberinto dialéctico. Ha manejado el desencanto y el extravío y el desdoblamiento y la fatiga. ¿Qué tiene de nuevo que decirle este gobierno a ese cubano acerca de su destino incierto? Según los médicos, mi diagnostico es irreversible. Voy sintiendo que cada día será más opaco y a la vez más cierto en la brevedad de mi destino. No temo el diagnóstico que parece ser una ruta y la caminaré con calma y con esperanza en el futuro de Cuba, esta tierra de hombres y mujeres inigualables. Quisiera decir que me reitero en las ideas que alentaron en mí y en mis hermanos mis padres generosos; ni tamizo ni renuncio a mi vinculo con la socialdemocracia, una vinculación que es, cada vez más, a partir de la visión incluyente de la historia; las posibilidades de éxito de cualquier visión política se engrandecen o achican a partir de la generosidad y el sentido de compromiso colectivo, la capacidad de acuerdo de sus portadores.

Si ofendí a alguien, si los fantasmas de las diferentes contiendas me tentaron a faltarle a la generosidad, pido benevolencia, al igual que olvido a quienes pudieron haberme juzgado de manera apresurada hoy reflexiva. Creo haber servido a Cuba en diferentes etapas por encima de los errores de mi autenticidad, de cualquier falta de visión de mi parte o de cualquier terquedad en el camino. Durante la revolución, creo haber sido una voz de humanismo que se manifestó quizá mejor en el sentido de oponerme a los fusilamientos. Haber vivido en mi infancia la guerra civil española me había preparado para intentar al menos el dominio de las pasiones. No creo haber sido de los que permitieron el reverso del sueño que acabó en convertirse en la peor pesadilla. Alguien podría interpretar este documento como un lamento pesimista. Sin embargo, no es ese su propósito como no va en él ninguna forma de cólera aunque me haga eco de estos duros quebrantos de la familia cubana a la que me uní desde mi niñez al llegar a Cuba como miembro de una familia de exilados españoles republicanos. Mi optimismo se basa en la fuerza telúrica de esta isla; en la ternura infinita de la mujer cubana; en el poder de innovación de su gente más sencilla. La herencia de perdurabilidad de la Nación cubana resistirá todos los ciclones de la Historia y a todos los dictadores. Varela es más que una seña. Maceo es más guía que guerrero admirable. Martí no es una metáfora. La suerte llegará. Cuando el último cubano errante regrese a su isla. Cuando el último joven nacido en Madrid, en Miami o en Puerto Rico se reconozca en la isla. Cuando sanen las heridas y desaparezca el dolor habrá un pueblo que tendrá cautela de celebrar su nueva dicha y de cuidarse de magos iluminados y de proyectos mesiánicos. Porque, no importa cómo, la suerte llegará: delgada, silenciosa y frágil como una mariposa llena de júbilo, como una señal para este pobre pueblo que merece algo mejor. Yo sé que habrá una mariposa que se posará en la sombra. Me habría gustado poderle decir que habría querido dar más; acaso ella habría entendido que sólo pude dar mi vida y que tuve el privilegio de ser parte de esta isla y de este pueblo.

Tomado del diario "El País.
 
 
 
Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido.
Jalil Gibrán.

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Hoy anduve lejos... muy cerca.

Hoy anduve lejos... muy cerca.
...Me enviaron una foto de la casa de mi infancia, hoy en ruinas, es un testigo del derrumbe de la nación pedazo a pedazo.

Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano, obra cumbre de Marti dentro del periodismo

  • Solo la opresión debe temer al ejercicio pleno de las libertades.
    El 14 de marzo de 1892 surge Patria


    Yo no creo que en aquello que a todos interesa, y es propiedad de todos, debe intentar prevalecer, ni en lo privado siquiera, la opinión de un solo hombre.
  • La tiranía es una misma en sus varias formas, aunque se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes.
  • La Fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun en los hombres de ideas.
  • Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas
  • Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras.
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  • El hombre sincero tiene derecho al error.
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  • Todo hombre es la semilla de un déspota; no bien le cae un átomo de poder, ya le parece que tiene al lado el águila de Júpiter, y que es suya la totalidad de los orbes.
  • Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye.
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