Conjuro al borde profundo del río
(Un poeta llamado Fernando Arrabal dijo: “El bosque se esconde en una de sus hojas”)
Mis uñas, mis dedos al borde profundo
como efes y puntos al rasgarse
a veces sangran
Salí temprano y las llevé al fondo del río
tras la casa
donde saltan lo mismo
¡peces! ¡que pájaros! ¡que ranas!
puse ramas y flores, y rocío
tejí guantes con fino hilo de arañas. El viento
secó sobre mis uñas el mágico vestigio de
las viudas negras.
Dibujé
en dirección al sol cuando salía,
vuelo de mariposas y de garzas
con mis manos
abrí ventanas y hoyos sobre el agua
con las palmas y los dedos. Dejé
correr el frío por mis brazos
en húmedos círculos
desde la casa
¡un murmullo de amores que despiertan!
los niños. Abuela. Pasos que corren a la mesa.
Vuelvo de prisa y recojo la cesta con las frutas
hay olor a pan recién horneado
y hay olor
a tierra húmeda y a grama
salgo descalza hacia el río
Mis uñas al borde profundo
como efes y puntos
ya no sangran
¡Hay un hechizo mejor para mis manos
que el rocío
o el vestigio de las Viudas Negras!
¡todo se vuelve sagrado!
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