Paraíso Era un pueblo al sur de mi planeta en la trayectoria del Caribe...

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Roxana Valdivia, licenciada en Periodismo, fundadora y presidenta histórica de Patria, órgano de prensa libre en una Cuba esclava.

En el rincón de mi casa que tú conoces

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domingo, 27 de julio de 2014

LOS CRIMINALES DE LA TIERRA Y LA HIPOCRECIA

Donde se escondan o levanten trono, los que venden el alma al diablo están cubiertos de un manto que los hace invisibles como el de Harry Potter. Nadie ve. Son ignorados, son tolerados, ¡inmoralmente tolerados hasta tanto convenga a un universo insensible e hipócrita! Este mundo que se jacta de su civilización y que mira al fascismo como algo del pasado, no ofrece redención ni esperanza para victimas de salvajes regímenes políticos actuales.

Supliquemos por Corea del Norte a modo de cruel ejemplo, ese impenetrable agujero donde el dictador es monstruo y Dios al mismo tiempo. Corea del Norte se ha convertido en uno de los estados más peligrosos con sus ambiciones nucleares, en medio de una población enajenada y esclava. ¿Qué ha decidido la ONU en relación a los campos de exterminio masivos en este país asiático?. La existencia de tal modelo infernal debería al menos ruborizar a la ONU. Y por supuesto, denunciar que al mismo tiempo ¡es una amenaza enorme para el planeta!


“Respetables” políticos, militares y humanistas de la tierra abandonan a  su suerte además a los que habitan bajo el oscurantismo religioso en países islámicos. En Asia y Africa la mujer está sujeta a prácticas brutales como la lapidación; son enterradas vivas hasta la cintura y luego apedreadas hasta morir. La ablación o mutilación de los genitales femeninos, por otro lado, es una práctica horrenda que han sufrido la mayoría de las mujeres africanas, aunque algunas viven en Asia y en el Oriente Medio. Además, cada vez se encuentran más casos en Europa, Australia, Canadá y hasta en Estados Unidos, principalmente entre inmigrantes de aquellos países. Según informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de niñas  y mujeres que han sufrido mutilación genital se estima entre 100 y 140 millones. Se calcula que cada año, dos millones más de niñas se encuentran en riesgo de ser sometidas a mutilación genital.


Volviendo un poco atrás en la historia, los armenios fueron los primeros en sufrir en el siglo XX el experimento de  matanzas organizadas. El holocausto de 1915 fue más o menos el fin de varias masacres antiarmenias que se habían producido a fines del siglo XIX y principios del XX. Esos hechos luctuosos estuvieron marcados por la indiferencia mundial. El Estado turco se ha negado hasta ahora a reconocer el genocidio. Aducen que se trata de una “razón de Estado”


Sólo después del segundo Holocausto durante la II Guerra Mundial, el de los judíos y los gitanos europeos, la causa armenia resurgió. Tras largos cabildeos en las Naciones Unidas, el argumento tuvo alguna respuesta de la comunidad internacional que, finalmente, condenó a Turquía en diversos foros como Estado criminal.

También durante la Segunda Guerra Mundial los japoneses segaron la vida de diez millones de chinos en una orgía racista indescriptible. En el siglo XX ocurrieron además otras matanzas tremendas: los bombardeos a poblaciones civiles durante la Guerra Civil Española, los crímenes del Pol Pot, en Camboya, que costaron un millón de víctimas; los musulmanes y croatas masacrados por los serbios en la Bosnia-Herzegovina.


En la culta y moderna Europa actual, la discriminación contra las minorías árabes y gitanas está trayendo en Alemania, Francia, Italia y Austria, el recuerdo de la tragedia antisemita en las primeras décadas del siglo anterior.


No se trata de una remembranza histórica morbosa. Los políticos del mundo se hacen los distraídos, observan las ventajas y desventajas. Y se mantienen indiferentes como cobardes. Por ejemplo, los  gobiernos de Irán e Irak se desentendieron de la cuestión dejando que la “limpieza” étnica contra los kurdos la realizara Turquía. Sólo Francia denunció realmente el asesinato de poblaciones civiles kurdas mientras la ONU -en total anomia- miraba sin definirse ante los dramas de Bosnia, de los kurdos y de Chechenia.


El historiador Arnold Toynbee señaló que el silencio ante los genocidios no tiene disculpa. Cuando Toynbee escribió aquellas palabras todavía no se había conocido el horror hitlerista y estalinista.


La afortunadamente desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas levantó un trono sangriento. El exterminio masivo con fines políticos avergonzó la faz de la tierra, porque la peor de las culpas es bajar la mirada y permanecer impertérrito, impasible. Gozó de impunidad por casi un siglo y se derrumbó por su propio peso. El bloque socialista no sólo fue tolerado y apañado, sino que ocupó posiciones políticas internacionales como gobierno moral y legítimo. Nadie intercedió por los masacrados sino que estrecharon las manos de sus verdugos y ocuparon cómodos sillones junto a ellos en Naciones Unidas.



Desde principios de los años sesenta, Cuba habita sobre un charco de sangre. Cientos de miles de adolescentes de 13, 16 o 18 años  fueron condenados a muerte por razones políticas o revanchas personales. Muchos jóvenes católicos o estudiantes universitarios junto a hombres del pueblo, guajiros o simples trabajadores que no se sumaron a la mansedumbre enardecidamente manipulada, terminaron en tenebrosas prisiones como La Cabaña. Ellos hacían su lucha callejera, como la emprenden hoy los estudiantes venezolanos contra el régimen de Maduro y antes, contra Chávez.


Muchos de ellos no murieron, sino que cumplieron décadas de presidio. Pero no salieron de las galeras de la muerte, ni de la pesadilla salvaje a la que fueron sometidos cuando se les extraía la sangre hasta dejarles casi sin sentido en el piso. Les obligaban entonces a arrastrarse hasta el palo del patio para los fusilamientos. Después de taparles la cabeza, los asesinos de Fidel Castro gritaban: ¡Preparen, apunten, fuego!... pero no morían pues eran balas de salva. Mientras reían a carcajadas, los criminales les levantaban del suelo y les recordaban: “Nos equivocamos. Tu fusilamiento no es hoy, sino mañana”. Muchos familiares de los condenados a muerte eran impelidos a conseguir las llamadas “pintas de sangre” por el Gobierno de La Habana. Les explicaban que sus hijos necesitaban transfusiones con urgencia, y sin dar detalles, exigían que mandaran a buscar la sangre a Estados Unidos.


Si el mundo quisiera testigos de estos crímenes y otras bárbaras torturas del ilegítimo Gobierno dictatorial de La Habana, solamente tendría que buscarles. Hacerlo sería un acto de defensa de la vida contra el crimen y sus ejecutores, para los cuales no habrá olvido, ni punto final, ni obediencia debida, ni indultos. Pero la peor de las amnesias es la moral. Pueblo que no recuerde, que no tenga memoria de tales crímenes, tarde o temprano pagará su indiferencia con el regreso de la barbarie.


Los crímenes del gobierno totalitario de Fidel Castro perduran y se  perpetran día a día. Más de medio siglo de impunidad. Como antes lo hiciera la URSS, hoy los verdugos de La Habana son aplaudidos y apoyados en Naciones Unidas.  ¿Saben ustedes si el Relator Especial de la ONU pudo al fin visitar las cárceles-sepulcros de la isla, donde se despedaza el alma nacional y se evaporan los mejores hijos de la Patria?


Si en nuestros días apareciera un nuevo Führer, no llevaría puesto uniforme militar ni mucho menos una swástica. Antes bien usaría un fino traje sastre o un glorioso atuendo militar con boina roja;  un uniforme verde olivo o un traje Addidas; o tal vez un atuendo más sencillo y popular. Llamaría la atención de las masas a las virtudes y valores patrióticos de la Guerra de Independencia, la igualdad, la filantropía, el bienestar social, la defensa de los humildes, un cambio de constitución y un proyecto que le permita la entrada nefasta hacia otras naciones, le llamaría por ejemplo, “Confederación de Republicas Latinoamericanas (en el sentido semántico neofascista, la traducción sería CONFABULACIÓN de Repúblicas).

Nada de discursos triunfalistas, antisemitas, homofóbicos, nada de justificar la eliminación de enfermos o débiles en crematorios, nada de revanchas políticas o religiosas, no campos de concentración de exterminio o paredones de fusilamientos. ¡Claro que no! El discurso ha cambiado. Pero la swástica es la misma... 

domingo, 6 de julio de 2014

¿Comunismo? ¿Fascismo? ¿Guevara? ¿Doctor Muerte? ¿Cuál es la diferencia?

¡ERNESTO GUEVARA FUE MAS QUE TODO, UN MACABRO CARNICERO
¡Cuánto le debes a Cuba, la madre de tus víctimas, extranjero asesino!

"Fusilamientos, sí. Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte". Con estas maquiavélicas palabras apologizó Ernesto "Che" Guevara, ante los congregados en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964, la matanza indiscriminada que Fidel Castro orquestara en Cuba antes y después de la toma del poder en enero de 1959...

En sólo cinco meses, envió al paredón de fusilamiento de la Cabaña a más de 600 cubanos. Antes había destrozado a quemarropa a decenas de soldados rebeldes en la Sierra Maestra. A nuestra Patria le llegó de Argentina un ángel de la muerte. Con la venia del dictador Fidel Castro, masacró a cientos de cubanos a quienes ni siquiera proporcionó las más elementales garantías procesales. No hubo estrado ni togas, no hubo defensa, no hubo justicia. La revancha, el odio, la metralla indiscriminada en manos de una hiena sedienta de sangre cubrieron de negro el corazón y la historia nacional. Comenzó en la Sierra Maestra y se perpetuó en el asfalto. El grito descalzo y fecundo de la inocencia aún clama piedad y justicia. ¡Y claro que llegará!

Ernesto Guevara de la Cerna entendió que la única manera de implantar sus ideas era la violencia y el crimen. Recorrió varios países con su utopía salvaje, pero en Cuba encontró una cómoda madriguera.

Dicen que estudió medicina, pero jamás fue médico. Quizás tenía alguna conexión demoníacamente ultrasensorial con aquel doctor Aribert Heim que en el campo de concentración nazi de Mauthausen dejó un recuerdo imborrable. Le decían El Banderillero por su afición a poner inyecciones a los reclusos: “No se preocupe, no le dolerá”. La jeringuilla solía contener benceno, un potente combustible para aviones. El doctor Heim cronometraba la agonía de sus pacientes. Ernesto Guevara supervisaba la agonía de los cubanos.

El doctor Heim observaba los estertores, anotaba en su cuaderno el número de convulsiones, siempre con la sonrisa a flor de labios. Siempre amable. Ernesto Guevara verificaba el último aliento de los asesinados, y empuñaba el tiro de gracia que destrozaba sus cráneos. El nazi experimentaba. Guevara se vanagloriaba, se regocijaba, se autoenaltecía para olvidar que, después de todo, no era más que un cobarde traumado.

El Banderillero ha sido el segundo asesino nazi más buscado del mundo. Escondido, pero sin esconderse, tenía contactos en Argentina, donde siempre fue bien recibido. De tarde en tarde alguien cree reconocer la cicatriz en forma de V que decoraba la comisura derecha de sus labios y aún le ven... muchos creen que sigue vivo. Los fanáticos de Guevara también lo creen vivo. Pero está muerto. Se esfumó. Mientras una plegaria salía de su boca abogando por la vida, los muertos de su mano, los de la galera ocho, los del paredón, los de la manigua o el asfalto, gritaron ¡NO! desde sus cementerios sin nombre, donde los huesos mezclados impiden la visita de sus familiares. El macabro espectro anticubano recorre aún las galeras y las fosas que él mismo obligara a cavar a los condenados a muerte de mi patria.

Y quién sabe de culpables o inocentes si todo lo mezclaron, bajo la traidora intención de perpetuarse en el poder. Por eso no celebraron juicios, por eso no hubo imparcialidad, ¡por eso la justicia fue ajusticiada! de manera que nadie pudiera entorpecer el propósito de Fidel Castro de adueñarse de Cuba para siempre. Al mejor estilo de la mafia internacional, los dictadores ejecutan, eliminan, quitan del paso a todo el que se oponga. Necesitan mitos, leyendas, héroes, muertos, sangre, todo un “tremendismo” que manipule para su conveniencia el sentimiento popular.

Muchos eran jóvenes de 15 o 16 años. En los primeros meses del 59, después de llegar Castro al poder, la prisión militar de la Cabaña adquirió una fama siniestra y terrible. Un ambiente de terror lo envolvía todo, salía a través de los barrotes y se escondía bajo las almohadas de los vecinos, quienes intentaban callar el miedo tras las puertas y ventanas. Fue el comienzo del terrorismo de Estado. Linchamientos en las calles, turbas y violencia sin límite. Culpables o inocentes salvajemente confundidos.

Pasillos lúgubres y obscuros recorría el argentino, daba órdenes, condenaba. Los centinelas predispuestos y ofensivos a las órdenes del Doctor Muerte negaban hasta el agua a los condenados, cuyas gargantas abrasaban en el calor de las celdas donde más de ocho hombres de apiñaban unos sobre otros.

Las puertas de bronce esperaban la muerte....Y LA MUERTE LLEGABA de la mano del Che Guevara, quien pregonaba paz y justicia en las tribunas...

De milagro algunos lograron probar su inocencia rápidamente, antes que llegaran las balas. Otros no pudieron adelantarse a la prisa sedienta de sangre... MALDITOS LOS CUBANOS QUE JUNTO A GUEVARA ROBARON la oportunidad de defenderse a cientos de sus hermanos ¡Maldito aquel que empuñó fusiles contra ideas y crucifijos!¡Maldito quien le dio derechos sobre la vida y la muerte de los cubanos a tan macabro personaje, lo peor que Botó la Patagonia

Cuentan los sobrevivientes que cuando algún acusado salía de la capilla de los condenados a muerte, y llegaba a donde lo esperaban los demás presos en el patio central, un murmullo se agigantaba en las gargantas para gritar ¡Un milagro, Dios ha hecho un milagro!

Las ejecuciones masivas comenzaban a la una de la madrugada y se extendían hasta casi las seis de la mañana. Poco después, el tiro de gracia. ¡Comunismo? ¿Fascismo? ¿Guevara? ¿Doctor Muerte? ¿Cuál es la diferencia?

El crimen político en Cuba es un cáncer para el cual la vergüenza internacional aún no ha buscado cura. La impunidad más triste todavía se aferra a los barrotes. Ningún relator especial de Naciones Unidas ha llegado a las cárceles de Castro. No hay un tribunal de la verdad para nuestra angustia. El fantasma de Guevara y otros muchos genocidas se refugia en sectas de ignorantes o satánicos, mientras cientos de miles de jóvenes cubanos son asesinados o encarcelados tras casi medio siglo de martirio.

Y algunos creen que en verdad, el fascismo es cosa del pasado...

”Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido” (Kalil Gibran)

 

Los hechos desde otros blogs

Los artículos 18 a 21 recogen derechos de pensamiento, de conciencia, de religión y libertades políticas Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de Creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.

Hoy anduve lejos... muy cerca.

Hoy anduve lejos... muy cerca.
...Me enviaron una foto de la casa de mi infancia, hoy en ruinas, es un testigo del derrumbe de la nación pedazo a pedazo.

Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano, obra cumbre de Marti dentro del periodismo

  • Solo la opresión debe temer al ejercicio pleno de las libertades.
    El 14 de marzo de 1892 surge Patria


    Yo no creo que en aquello que a todos interesa, y es propiedad de todos, debe intentar prevalecer, ni en lo privado siquiera, la opinión de un solo hombre.
  • La tiranía es una misma en sus varias formas, aunque se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos grandes.
  • La Fuerza tiene siempre sus cortesanos, aun en los hombres de ideas.
  • Hay hombres dispuestos naturalmente a ser ovejas, aunque se crean libérrimas águilas
  • Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas. Las castas se entrebuscan, y se hombrean unas a otras.
  • A nada se va con la hipocrecía. Porque cerremos los ojos, no desaparece de nuestra vista lo que está delante de ella. Hay pocas cosas en el mundo que son tan odiadas como los hipócritas.
  • El hombre sincero tiene derecho al error.
  • Un principio justo, desde el fondo de una cueva, puede más que un ejército.
  • Todo hombre es la semilla de un déspota; no bien le cae un átomo de poder, ya le parece que tiene al lado el águila de Júpiter, y que es suya la totalidad de los orbes.
  • Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye.
    La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.
  • Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.
  • El hombre ama la libertad aunque no sepa que la ama, y anda empujado de ella y huyendo de donde no la halla.
  • La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.
  • Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades.
  • Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.

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"En una revolución se fusila sin pruebas (no las necesitamos)" Ernesto Che Guevara