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Roxana Valdivia, licenciada en Periodismo, fundadora y presidenta histórica de Patria, órgano de prensa libre en una Cuba esclava.

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domingo, 6 de julio de 2014

¿Comunismo? ¿Fascismo? ¿Guevara? ¿Doctor Muerte? ¿Cuál es la diferencia?

¡ERNESTO GUEVARA FUE MAS QUE TODO, UN MACABRO CARNICERO
¡Cuánto le debes a Cuba, la madre de tus víctimas, extranjero asesino!

"Fusilamientos, sí. Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte". Con estas maquiavélicas palabras apologizó Ernesto "Che" Guevara, ante los congregados en la Asamblea General de las Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964, la matanza indiscriminada que Fidel Castro orquestara en Cuba antes y después de la toma del poder en enero de 1959...

En sólo cinco meses, envió al paredón de fusilamiento de la Cabaña a más de 600 cubanos. Antes había destrozado a quemarropa a decenas de soldados rebeldes en la Sierra Maestra. A nuestra Patria le llegó de Argentina un ángel de la muerte. Con la venia del dictador Fidel Castro, masacró a cientos de cubanos a quienes ni siquiera proporcionó las más elementales garantías procesales. No hubo estrado ni togas, no hubo defensa, no hubo justicia. La revancha, el odio, la metralla indiscriminada en manos de una hiena sedienta de sangre cubrieron de negro el corazón y la historia nacional. Comenzó en la Sierra Maestra y se perpetuó en el asfalto. El grito descalzo y fecundo de la inocencia aún clama piedad y justicia. ¡Y claro que llegará!

Ernesto Guevara de la Cerna entendió que la única manera de implantar sus ideas era la violencia y el crimen. Recorrió varios países con su utopía salvaje, pero en Cuba encontró una cómoda madriguera.

Dicen que estudió medicina, pero jamás fue médico. Quizás tenía alguna conexión demoníacamente ultrasensorial con aquel doctor Aribert Heim que en el campo de concentración nazi de Mauthausen dejó un recuerdo imborrable. Le decían El Banderillero por su afición a poner inyecciones a los reclusos: “No se preocupe, no le dolerá”. La jeringuilla solía contener benceno, un potente combustible para aviones. El doctor Heim cronometraba la agonía de sus pacientes. Ernesto Guevara supervisaba la agonía de los cubanos.

El doctor Heim observaba los estertores, anotaba en su cuaderno el número de convulsiones, siempre con la sonrisa a flor de labios. Siempre amable. Ernesto Guevara verificaba el último aliento de los asesinados, y empuñaba el tiro de gracia que destrozaba sus cráneos. El nazi experimentaba. Guevara se vanagloriaba, se regocijaba, se autoenaltecía para olvidar que, después de todo, no era más que un cobarde traumado.

El Banderillero ha sido el segundo asesino nazi más buscado del mundo. Escondido, pero sin esconderse, tenía contactos en Argentina, donde siempre fue bien recibido. De tarde en tarde alguien cree reconocer la cicatriz en forma de V que decoraba la comisura derecha de sus labios y aún le ven... muchos creen que sigue vivo. Los fanáticos de Guevara también lo creen vivo. Pero está muerto. Se esfumó. Mientras una plegaria salía de su boca abogando por la vida, los muertos de su mano, los de la galera ocho, los del paredón, los de la manigua o el asfalto, gritaron ¡NO! desde sus cementerios sin nombre, donde los huesos mezclados impiden la visita de sus familiares. El macabro espectro anticubano recorre aún las galeras y las fosas que él mismo obligara a cavar a los condenados a muerte de mi patria.

Y quién sabe de culpables o inocentes si todo lo mezclaron, bajo la traidora intención de perpetuarse en el poder. Por eso no celebraron juicios, por eso no hubo imparcialidad, ¡por eso la justicia fue ajusticiada! de manera que nadie pudiera entorpecer el propósito de Fidel Castro de adueñarse de Cuba para siempre. Al mejor estilo de la mafia internacional, los dictadores ejecutan, eliminan, quitan del paso a todo el que se oponga. Necesitan mitos, leyendas, héroes, muertos, sangre, todo un “tremendismo” que manipule para su conveniencia el sentimiento popular.

Muchos eran jóvenes de 15 o 16 años. En los primeros meses del 59, después de llegar Castro al poder, la prisión militar de la Cabaña adquirió una fama siniestra y terrible. Un ambiente de terror lo envolvía todo, salía a través de los barrotes y se escondía bajo las almohadas de los vecinos, quienes intentaban callar el miedo tras las puertas y ventanas. Fue el comienzo del terrorismo de Estado. Linchamientos en las calles, turbas y violencia sin límite. Culpables o inocentes salvajemente confundidos.

Pasillos lúgubres y obscuros recorría el argentino, daba órdenes, condenaba. Los centinelas predispuestos y ofensivos a las órdenes del Doctor Muerte negaban hasta el agua a los condenados, cuyas gargantas abrasaban en el calor de las celdas donde más de ocho hombres de apiñaban unos sobre otros.

Las puertas de bronce esperaban la muerte....Y LA MUERTE LLEGABA de la mano del Che Guevara, quien pregonaba paz y justicia en las tribunas...

De milagro algunos lograron probar su inocencia rápidamente, antes que llegaran las balas. Otros no pudieron adelantarse a la prisa sedienta de sangre... MALDITOS LOS CUBANOS QUE JUNTO A GUEVARA ROBARON la oportunidad de defenderse a cientos de sus hermanos ¡Maldito aquel que empuñó fusiles contra ideas y crucifijos!¡Maldito quien le dio derechos sobre la vida y la muerte de los cubanos a tan macabro personaje, lo peor que Botó la Patagonia

Cuentan los sobrevivientes que cuando algún acusado salía de la capilla de los condenados a muerte, y llegaba a donde lo esperaban los demás presos en el patio central, un murmullo se agigantaba en las gargantas para gritar ¡Un milagro, Dios ha hecho un milagro!

Las ejecuciones masivas comenzaban a la una de la madrugada y se extendían hasta casi las seis de la mañana. Poco después, el tiro de gracia. ¡Comunismo? ¿Fascismo? ¿Guevara? ¿Doctor Muerte? ¿Cuál es la diferencia?

El crimen político en Cuba es un cáncer para el cual la vergüenza internacional aún no ha buscado cura. La impunidad más triste todavía se aferra a los barrotes. Ningún relator especial de Naciones Unidas ha llegado a las cárceles de Castro. No hay un tribunal de la verdad para nuestra angustia. El fantasma de Guevara y otros muchos genocidas se refugia en sectas de ignorantes o satánicos, mientras cientos de miles de jóvenes cubanos son asesinados o encarcelados tras casi medio siglo de martirio.

Y algunos creen que en verdad, el fascismo es cosa del pasado...

”Y si tenéis por rey a un déspota, deberéis destronarlo, pero comprobad que el trono que erigiera en vuestro interior ha sido antes destruido” (Kalil Gibran)

 

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  • Solo la opresión debe temer al ejercicio pleno de las libertades.
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  • Los odiadores debieran ser declarados traidores a la república. El odio no construye.
    La libertad cuesta muy cara, y es necesario, o resignarse a vivir sin ella, o decidirse a comprarla por su precio.
  • Los grandes derechos no se compran con lágrimas, sino con sangre.
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  • Sólo la opresión debe temer el ejercicio pleno de las libertades.
  • Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar sin hipocresía.

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