El militar golpista Hugo Chávez Frías, actual presidente de Venezuela, se pertrecha aún más para continuar su papel divisionista en América y apoyar el terrorismo internacional, sin que Naciones Unidas se de por enterado o ponga freno al problema.
“A Venezuela la vamos a convertir en una potencia económica, social, moral, económica, tecnológica, requiere la capacidad de defensa y, gracias a dios y la revolución, contamos con países amigos como China, la China socialista y revolucionaria”, afirmó Chávez al supervisar la llegada de las primeras naves el año pasado.
La interpretación adecuada de esta arenga chavista sería ¨A Venezuela la vamos a convertir en una bomba de tiempo y para eso contamos con países fascistoides como China socialista...¨
Los chinos son una plaga que se apodera de la economía y la estabilidad socio-política internacional, ante la estupidez y la falta de liderazgo del gobierno estadounidense; ante la apatía del resto de los países europeos sumidos en sus propias crisis; y en complicidad absoluta con los terroristas de Estado como el bruto de Venezuela, Castro, y sus compinches en Sudamérica y los países comunistas de Asia.
Después del veto aprobado por el Senado estadounidense en 2002 que prohíbe vender material bélico a Caracas, Chávez ha firmado importantes contratos militares con Rusia y China. La adquisición de los K-8W en el 2010, fue acordada luego que Estados Unidos bloqueara la compra de 24 aviones súper tucanos a Brasil por tener componentes norteamericanos.
Según una información de AP, la firma china fabricante de aviones AVIC Xian Aircraft Industry anunció la compra por Venezuela de ocho aparatos de carga modelo Y-8, en virtud de un contrato suscrito el pasado 28 de mayo.
La nota de prensa asegura que los aviones de transporte multifuncional de tamaño mediano y diseñados completamente en la nación asiática, serán enviados a Venezuela el año próximo.
China ya exportó 25 aviones Y-8 entre otros países a Irán, Sri Lanka, Sudán, Myanmar, Egipto y Tanzania.
Aunque la empresa aeronáutica china ha promovido este modelo para la aviación civil, en la actualidad está explorando el mercado internacional con la intención de integrar las ventas de aviones civiles y militares.
A fines de 2008, Venezuela acordó con China la compra de 18 aviones de combate K-8 eventualmente diseñados como aparatos de entrenamiento ligero pero que pueden utilizarse en operaciones de apoyo a unidades militares terrestres.
El mes pasado la empresa AVIC anunció la adquisición de dos de sus aparatos comerciales modelo MA60, también medianos, por parte de Bolivia.
La fuerza aérea boliviana además compró a China seis aeronaves de combate K-8 por valor de $57.8 millones de dólares y que llegarán a ese país en agosto próximo, según informó la agencia de noticias Xinjua.
En los últimos años, el Gobierno de Chávez ha gastado cerca de 6 mil millones de dólares en la compra a Moscú de 100.000 fusiles AK; 5.000 rifles francotirador Dragunov; 24 aviones cazas Sukhoi-30 rusos y helicópteros MI.
La modernización de la Fuerza Aérea de Venezuela preocupa en Bogotá, donde un informe del Gobierno discutido en el Congreso destaca que algunos puertos del Caribe colombiano serían “altamente vulnerables porque no cuentan con estaciones de Defensa Antiaérea”.
Venezuela, como Cuba, se ha convertido casi completamente en una dictadura militar. Estos regímenes han justificado su presencia en el poder como una manera de traer la estabilidad política para la nación o de rescatarla de la amenaza de "ideologías peligrosas ".
Los regímenes militares tienden a retratarse como independientes, como partidos populares y humanitarios que proporcionan seguridad a la nación, al tiempo que presentan a los políticos civiles como corruptos e ineficaces y a los países democráticos como enemigos listos a lanzarse sobre la población indefensa. De esa manera justifican su desarrollo armamentista y el ambiente de guerra y emergencia de una manera permanente.
En medio de ese ambiente, se eliminan todas las garantías jurídicas que protegen a las personas contra el abuso del Estado. Los regímenes militares generalmente no respetan los derechos humanos y utilizan la fuerza y la represión para silenciar a los disidentes y opositores políticos.
El caudillismo militar, el terrorismo de estado trata de imponerse de nuevo con el poder de las armas y me pregunto ¿hasta qué punto es lícito romper con la legalidad establecida para combatirlo?
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