
Ilustración tomada de bloggercubano.blogspot.com
Los derechos se toman, no
se piden; se arrancan, no se mendigan.
Jose Martí
Algo en mí no alcanza a reconciliarse con el tiempo y el lugar donde me tocó vivir los años de infancia y juventud. Ese tiempo en el cual luché por superarme y sentar las bases económicas y espirituales de mi familia.La estafa a la que fue sometida mi generación y las que vinieron después hace que en ocasiones, injustamente, recrimine a mis progenitores por el hecho de que no me hayan llevado lejos de aquel infierno cuando era niña, como hicieron mis tíos y algunos vecinos.
Entiendo que ellos estaban fuertemente arraigados a la tierra que nos vió nacer y que los lazos entre todos los parientes fueron y son muy fuertes. Entonces siento remordimientos, porque amo a Cuba pero, ¿quién puede cuestionar el odio del esclavo por el grillete; es su casa, pero el pájaro odia la jaula. Y la gallina detesta el corral...
Oh no! Yo quiero a Cuba libre, pero a mis hijos lejos mientras siga esclava. No quiero a mis hijos mártires. Los quiero dueños de sus vidas. Que estudien y se multipliquen sin que el Estado les robe el premio de su esfuerzo. ¡Y así ha sido! Doy gracias a Dios por ello.
No tuve otra opción que crecer, estudiar, casarme y trabajar allí. Me licencié en Periodismo ¡qué terrible profesión en un país donde la opinión, la información, la noticia, el arte, son una especie de polvorín! Escribir contra el alma es el dolor más profundo que pueda sentir un periodista que se valore y tome el oficio como sacerdocio, con respeto y devoción.
Y porque viví en carne propia la censura más humillante, el control más desastroso e inculto por parte de los alguaciles políticos, comisarios del espíritu que no sabían más allá del abecedario; porque sufrí caza y encarcelamiento insólitos, porque mis letras y mi voz en Radio y periódicos fueron estigma imborrable sobre mí, sobre mis hijos, sobre toda mi familia y amistades, tengo autoridad para decir que en Cuba el terror de Estado impide todo, y el ejercicio tenaz y auténtico del periodismo es imposible.
¨Ver un crimen en calma, es cometerlo¨ , según José Martí, y en Cuba el Estado es un crimen!
¡No se queden callados, no pierdan su dignidad, colegas!
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Universidad de Oriente en Quintero, | Santiago de Cuba |
Recuerdo que el alumno preguntó si según el Comunismo Científico, ¨el fin justificaría los medios ya que disculparía y respaldaría la introducción de droga, por ejemplo, en USA y otros países democráticos, lo cual destruye, domina y desvía al ser humano y en especial a la juventud, ...¨; ¨ en efecto eso hacemos: movimientos de lucha civil, guerrillas, todo se vale para socavar al monstruo en sus entrañas¨- y cito textualmente lo que respondió el maestro.
Espanto, náuseas. Quise escapar de aquella abominación que era la clase de Economía Política del Capitalismo. Medité. ¡Oh Dios! ¡Cuántos estudiantes se dejarían envolver en esa maquinaria enorme y dantesca, en ese turbador concepto!
El joven fue expulsado de clases; me levanté de mi silla y salí junto a él. Pudo ser peor. Ningún otro estudiante se conmovió, nadie dijo nada. No se enteraron.
Como golpe de agua en el torrente, recordé a Martí, ¨Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia, nada construyen, porque sus simientes son de odio...¨
Alarma el silencio, la reserva que algunos llaman cautela; sociedades cerradas como la de Cuba recuerdan, por su necrófila e infernal conducta, lo gótico, el arco ojival o la bóveda de aristas. Es el castillo del Conde Drácula con áreas verdes.

Asusta la complicidad que desencadena el miedo en el individuo. La nación se destruye si te quedas callado, si pierdes la honra, la autoestima como pueblo, en aras de salvar una vida que es tan sólo supervivencia, bajo ¨la afrenta y el oprobio¨ ;no hay muros que contengan los pedazos de tu alma!
Muchos, increíblemente, prefieren vivir de rodillas pero aquellos que se levantan son los que cambian la sociedad para que aún el más pusilánime y servil, disfrute del pluralismo y la tolerancia que la autocracia le roba.

Del período en que me tocó luchar a la fecha, la tiranía va cuesta abajo en desventaja. La voz y la imagen real de Cuba recorre el mundo gracias a esos que alzan voces con el beneficio de la tecnología.
Este es el mundo real. Ni es el cielo, ni es perfecto. Pero soy LIBRE y mi felicidad depende de esa tremenda palabra...
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