No
solo es ilegítimo –► Nicolás Maduro tiene 2
expedientes abiertos por corrupción
El audio de Mario Silva destapó la olla de la corrupción que
salpicó a más de uno y no han logrado volver a taparla. Aunque en el Gobierno
pretendieron desestimar las denuncias que allí se ventilan, más allá del debate sobre
la autenticidad de la grabación -que no ha podido ser objetada-, la procesión
va por dentro y a Nicolás
Maduro no le quedó más remedio que emprender una lucha contra
la corrupción que amenaza con “tragarse” su gobierno, según sus
propias palabras.
Nadie olvida el caso de Antonini Wilson y los 800 mil
dólares decomisados en Argentina, las más de 120 mil toneladas de alimentos de
PDVAL que se pudrieron y con los que se desaparecieron dos mil 200 millones de
dólares, los 540 millones de dólares del fondo de pensionados de PDVSA que se
perdieron en manos del empresario Francisco Illaramendi, el caso del Complejo
Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora, que supuso un daño patrimonial de 3,3
millardos de bolívares, y las vinculaciones de funcionarios del Gobierno con el
narcotraficante Walid Makled. Si no fuera por que Maduro se hace llamar el
“hijo de Chávez”, bien podría haberse lavado las manos y culpar al
gobierno anterior.
Para no hacer tan larga la lista, basta con señalar los
casos que han salido a la luz pública durante la administración de Nicolás
Maduro. Desde la vicepresidenta del Banco de Desarrollo Social (Bandes) hasta
el jefe del Seniat en La Guaira y tres directivos del Indepabis han caído en
manos de las autoridades, pero para atacar realmente la corrupción habría que ir mucho más allá. “Si atacaran realmente la corrupción no
quedaría nadie en el Gobierno”, dijo al respecto el líder opositor
Henrique Capriles Radonski.
Corrupción en casa
Pero Nicolás
Maduro no estaría libre
de pecado para lanzar la primera piedra. Entre esos dos mil 800 casos que están
engavetados en la Fiscalía se encuentra una denuncia contra el hoy Presidente
agarrando polvo desde hace siete años, en la que se pide una investigación por un contrato efectuado
por él en 2005, cuando era presidente de la Asamblea Nacional,
con la
inmobiliaria Triani para arrendar el edificio Pas de Calais,
ubicado en el centro de Caracas, sin justificación alguna. El contrato estuvo
vigente desde el 20 de abril hasta
el 31 de diciembre de 2005 y, aunque
el edificio nunca se ocupó, el contrato fue pagado íntegramente.
No pueden pasarse por alto las múltiples acusaciones por
nepotismo contra Cilia Flores, su “compañera de vida”, quien heredó
además la presidencia del Parlamento cuando Maduro fue designado canciller y en
cuyo cargo estuvo por casi cinco años. De igual manera, Walter Gavidia Flores,
hijastro del presidente, fue “enchunfado” en el Poder Judicial como
juez titular cuando apenas tenía 27 años, y ni hablar de Temir Porras, quien
fuera mano derecha de Maduro como vicecanciller, que cuando Rocío Maneiro,
exembajadora de Venezuela en China, pidió que lo investigaran por la pérdida de
cuatro millones de euros, la diplomática fue destituida por Maduro y Porras fue
nombrado presidente del Bandes.
Las acusaciones contra Diosdado Cabello también desbordan
los archivos de la Fiscalía y la Comisión de Contraloría de la AN, pero en aras
de la unidad, seguramente ninguna será investigada. Sin embargo, esta lucha
contra la corrupción podría ir dirigida contra las fichas de Cabello porque ya
está demostrado que los presuntos corruptos del círculo de Maduro son
intocables.
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